El surgimiento del cuento moderno se dio con la producción cuentística de Abraham Valdelomar y su reconocido El caballero Carmelo (1918). A este le siguen las historias de Lastenia Larriva y su libro Cuento (1919) y los relatos indigenistas de Enrique López Albújar y sus Cuentos andinos (1920). Los cambios estructurales en el Perú conllevaron a formas diversas expresiones en donde la ficción busca explorar formas y contenidos ligados con su lugar de enunciación. A finales de la década de 1960 un escritor cusqueño se abre paso en la conformación de una poética propia: Manuel E. Cuadros E. Este intelectual pasó por los espacios universitarios de la UNSAAC y de la UNMSM, para desempeñarse como jefe de redacción de El Comercio del Cusco desde 1934 a 1935 (Escuelas americanas, 1943).

Imagen exclusiva de Manuel Elías Cuadros con aproximadamente 34 años (foto extraída del Diccionario Biográfico del Perú – 1943)
Entre sus relatos se halla «El triste fin de Satucha Pacco», un cuento reunido en su libro Vale un Perú (1967). En la historia se presenta al personaje de Santiago Francisco, cuyo hipocorístico en quechua es Santucha (que proviene de la síncopa en santiagucha). Este muchacho proviene de los grupos marginales de los campesinos y comparte con ellos una situación de pobreza y subyugación. Sin embargo, Santucha tiene una visión de mundo distinto al conjunto del tejido social al que pertenece, pues él “quería ser como el “Niñucha” de la Hacienda… Aprender a leer como él. Asistir a la escuela… Montar a caballo… Tener libros, muchos libros… de esos con láminas de colores y muchos grabados… Soñaba, siempre soñaba” (Cuadros, 1967, p. 12). Esto revela un interés por revertir su situación de sujeto subalterno por la de una realidad propia de quienes detentan el poder.
El niño quiere ser el otro. Se desea igualar al hijo del hacendado en el campo educativo y obtener todo lo que ello implica: capacidad de decodificación, legitimidad pedagógica y mucha bibliografía. Este último punto no solo es poseer libros con la información necesaria para su instrucción, sino también que evoquen un carácter estético. El interés por la superación personal, en una circunstancia en donde el personaje andino se encontraba en los márgenes sociales, no es reprochable. La problemática proviene posteriormente: en su búsqueda por alcanzar su deseo rebusca en el recinto de los seres míticos conocidos como los “gentiles” para hacerse con los tesoros que ellos dejaron. Para precisar, de acuerdo con Rivera (2000), gentil derivaría del término quechua shintil y que se trataría de, según García (1997), “los moradores, por lo general, prehispánicos y más precisamente preincas” (citado en Taipe, 2001, p. 3).

Pintura rupestre en la subregión del río Salado donde el “gentil” recibe ofrendas de niños. Dibujo de Bernardita Brancoli.
(imagen extraída de RupestreWeb. Arte rupestre de América Latina)
Estos seres son parte del imaginario popular del mundo andino. Son personajes sobrenaturales que fueron los pobladores iniciales del mundo. Se puede considerar que son nuestros antecesores, por lo cual, al ser nuestros mayores y disponer de más experiencia vital, merecen respeto hacia sus figuras. Quien transgrede contra ellos son castigados por a) irrumpir el orden del mundo y b) aspirar a los objetos primigenios que no les pertenecen a los predecesores. Para el antropólogo George Foster esta actitud encaja dentro del criterio de image of limited good. Para el autor
Broad areas of peasant behavior are patterned in such fashion as to suggest that peasants view their social, economic, and natural universes-their total environment-as one in which all of the desired things in life such as land, wealth, health, friendship and love, manliness and honor, respect and status, power and influence, security and safety, exist in Jinite quantity and are always in short supply, as far as the peasant is concerned. (Foster, 1965, p. 296)
Para Foster, en la concepción del hombre andino, todo cuanto se desea existe, pero en cantidades finitas y son escasas. Si el poblador de los Andes está sujeto a la tierra este se subsume a los tiempos de escasez y de opulencia que trae el suelo estéril o fértil. Con lo cual, lo bueno es inherente a la naturaleza. Las cosas buenas, y las malas, conviven y se complementan. Si el bien es parte de la naturaleza esta puede ser dividida o distribuida, pero jamás aumentada. Por tanto, no existe forma alguna de acrecentar los cuantiles disponibles. Quien lo intenta es peligroso para sí mismo y para su llaqta. La aparente mejora del “bien” es una amenaza y más viniendo de la profanación hacia los antecesores.
Esto se observa cuando Santucha obtiene el tesoro de los gentiles. Este se lleva los objetos de valor ante sus padres y, horrorizados, entienden que su hijo está condenado. Su cuerpo empieza a experimentar una severa transformación producto de la transgresión
Sus miembros inferiores, entecos y negros, se fueron adelgazando y adelgazando, hasta no ser sino hilos de cuerpo sin vida. Sus talones crecieron desmesuradamente, como otros protuberantes pies y la muerte fue avanzando rápidamente, hasta llegar a lo más noble y frágil del ser humano… (Cuadros, 1967, p. 12)
La pretensión de Santucha fue la de salir de su marginalidad para concretar un sueño. La situación negativa no recae en su deseo de derruir la delimitación en una sociedad que lo condena una mirada de castas, sino en el hecho de pretender “el bien” aumentándolo, de forma artificial, en vez de procurar la revisión de lo natural. Así, el autor no solo diseña un cuento de corte mítico para entretener, paralelamente, construye un mundo ficcional en donde el aspirar a la conversión en el otro, que solo aumenta sus bienes antinaturalmente, provocaría en el hombre andino un final funesto por no procurar la redistribución de su propio bien.
Bibliografía
- Ansión, J. (1987). Desde el rincón de los muertos. El pensamiento mítico en Ayacucho. GREDES.
- Barajas, J. (s.f.). La ideología funcionarial. La imagen del bien limitado. https://www.carlosmanzano.net/articulos/Barajas02.htm
- Bettin, I. (1996). La idea del bien limitado en el pensamiento andino. In M. P. Baumann (ed.), Cosmología y música en los Andes (55), 117–121. https://publications.iai.spk-berlin.de/receive/riai_mods_00002001
- Castro, V. & Gallardo, F. (2002). El poder de los gentiles. Arte rupestre en el rio salado. En Rupestreweb, http://rupestreweb.info/poder.html
- Cuadros M. (1967). Vale un Perú. Talleres Gráficos Urania.
- Escuelas americanas. (1943). Diccionario Biográfico del Perú (1a ed.). Editores Escuelas Americanas.
- Foster, G. (1965). Peasant Society and the Image of Limited Good. American Anthropologist, 67 (2), 239-315.
- Rivera, J. (2000). Los Gentiles de Llampa. Anthropologica 18(18), 271-280. http://dx.doi.org/10.18800/anthropologica.200001.015
- Taipe, N. (2001). Dos soles y lluvia de fuego en los Andes. El caos y la armonía social en los pueblos andinos. Gazeta de Antropología, (17), 1–18.