De las hijas de Mnemósine

La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa” – Karl Marx, el 18 brumario de Bonaparte.

La inmortalidad del papel hace que la memoria colectiva no siempre sea el único sustento de identidad social. Un elemento esencial de este siempre es un pasado en común, quizás trágico o quizás glorioso, solo la interpretación colectiva y su capacidad exquisitamente seleccionadora hará el discurso en una expresión de unión. Notablemente encontramos esos discursos impregnados en los distintos textos a lo largo de la historia humana, que quizás de algún u otro modo, se volvieron base sustentable de la historia de la humanidad. Puedo mencionar, sin temor, a la biblia.

La narrativa literaria muchas veces se vio reflejada equivocadamente como una narrativa histórica. A lo largo de su tiempo, estas ciencias vivieron comparadas entre sí, pues naturalmente nacieron como hermanas que poco a poco empezaron a formar un camino distinto, hasta llegar a lo que materialmente la conocemos hoy.

¿Qué es la historia? Alguien que desconozca de la ciencia como tal podrá afirmar una concepción superficial como: “Una narrativa de nuestro pasado” o, en el peor de los casos, “Ese curso que siempre me obligaban a memorizar fechas o personajes”. Del mismo modo con la literatura. A ambas se les reconoce su carácter narrativo, pero no se les desarrolla a partir de esto, es como sustentar la exquisitez de un pan basándose solo en la capacidad del panadero para calcular el tiempo del horno, obviando la multiplicidad de elementos que abarca el proceso de preparación de uno. De la misma forma, analizar a la historia como a la literatura abarca algo mucho más complejo que solo una simple narrativa.

Ahora, mi propósito no es solamente criticar a la sociedad la forma en que ven a ambas. No, por el momento, no. Quiero reflejar las semejanzas que estas abarcaron a lo largo de toda su historia, y echar a la mesa todos los prejuicios por los que ambas pasaron, con esa forma para poder llegar a un punto vital de la nota: Sus diferencias complementarias. La educación clásica solo habla de la historia de la literatura, usando a la historia como herramienta para explicar los grandes literatos de la historia, pero sin llegar a un punto analítico, o como lo mencioné con anterioridad: usándolo de narración. Pero nunca se ha cuestionado la fuerza vital que estas dos hacen, quiero poner de ejemplo a “El Espía del Inca” de Dumett o a “Lituma en los Andes” de Mario Vargas Llosa, ambas abarcadas a un punto histórico, con un discurso histórico, con quizás personajes históricos, pero sobre todo con una narración histórica. Ambas van a desarrollar sus tramas a base de lo que haya sucedido en el pasado. Pero, ¿Pueden ser consideradas como fuentes fundamentales de nuestro pasado? ¿Es una narración histórica? ¿Cómo se desarrolla su diferencia?

LAS HERMANAS

Remontándonos a los griegos, Mnemósine significa memoria, es madre de las Musas.

“Simboliza, según algunos, la garantía del triunfo del espíritu sobre la materia” – Carmen Vázquez Mantecón, La historia y la literatura, encuentros y desencuentros.

Esta, tuvo amores con Zeús, que duraron 9 noches consecutivas, de donde nacieron Calíope, Clío, Urania, Euterpe, Polimnia, Talía, Melpómene, Terpsícore y Erato, las nueve musas, las diosas de las bellas artes. Calíope es quien representa la elocuencia y la poesía heroica. Se le considera como la líder de las musas, es la de donde deriva la literatura. En cambio, Clío es quien personifica la Historia, pues es quien inspira la inteligencia creadora para quienes buscan conquistar el pasado. Se da notoriedad que desde hace mucho tiempo la historia y la literatura fueron consideradas como hermanas.

La memoria será la madre de toda creación artística, pues ningún ser humano puede crear algo a partir de la nada, es decir, debe haber existido y experimentado para poder crear y expresarse mediante su creación. Los monstruos siempre llevan colmillos, el amor siempre es rojo, los viejos tienen arrugas y las aves siempre vuelan: son ejemplos de como la memoria afecta a la creación; sin la experiencia y el sentir, el ser humano no es más que un ser material, sin alma.

La memoria dará vida al arte, en especial a la historia y a la literatura. Ambas usan de su madre para poder materializarse. La historia evocará la memoria colectiva con el fin de estructurar su discurso, a este se le llamará “memoria histórica”. La literatura usará de su madre para generar un discurso apasionante y épico, un discurso que motive a las masas y sobre todo le enseñe valores. Muchos autores consideran a la historia como un género literario, aunque a lo largo de toda su existencia hayan tenido trifurcas por las diferencias en su objeto.

A sus inicios, estas usaban sus discursos netamente para la ficción. Tanto como la historia y la literatura eran usadas para las narraciones que perseguían una finalidad moral, o como afirma O´Gorman: “Lo útil es moral y sólo lo verdadero es lo útil”.

LA LIBERTAD

Uno de las diferencias más visibles entre la Historia y la Literatura es: La libertad.

Es la gran delimitante para el historiador, esta no solo no es vista con malos ojos, si no es hasta condenada. El historiador, muchas veces leí, es marioneta de las fuentes que posee, y sí. Es incuestionable y indubitable las muchas ocasiones en que las fuentes van a manejar nuestro estilo, forma y hasta el mismo tema de investigación. Somos ciervos de su existencia, y penados por su ausencia.

Caso que creo es muy contrario a la Literatura. Pues la semilla, base y esencia de toda obra literaria es y será la libertad. Libertad en su sentido consiente, en un estilo abstracto, y en un sentir a creatividad. Algo que enamora en la literatura, es la libertad de crear y modificar. Es su naturaleza, y a este se le debe la magnificencia de diversas obras marcadas en la historia humana. Es el punto donde todo escritor o novelista es reconocido, e incluso puede llegar a marcar estilos y corrientes artísticas a base de ello.

El historiador, ya mencioné, se encuentra limitado a su libertad. Pero, según Duby, el historiador está obligado, a pesar de los riesgos, a usar cierto grado de su libertad. Por eso, es que su discurso es más una aproximación que una absolutidad. Y si es así, entonces, el historiador maneja una limitada libertad, pero que debería ser necesaria.

En los últimos años, la historiografía y la enseñanza de la Historia, a modificado su materia. Principalmente por el pasar de los años y la necesidad de que el historiador exprese su sentir, sea considerado un ser racional, más allá del mero relato. Me refiero a que el historiador es obligado a usar su análisis, usar su creatividad para identificar todo lo que la fuente material le otorgue. El historiador está motivado a ir más allá de la información recatada, e incluso en su formación, debe criticar a los autores que la fama, la experiencia y los años construyeron en ellos una armadura anticrítica.

Claudia Rosas (2005), afirma: no nace de una moda intelectual si no de la necesidad de identificar nuevos elementos que promuevan una mejor comprensión de las causas y los efectos…”.

Este cambio no solo motiva a la libertad de los historiadores sobre el papel, también hace que la nueva narrativa histórica promocioné las nuevas investigaciones, difusión y el análisis al pasado.

LA LITERATURA COMO INMORTALIZACIÓN DE LA MEMORIA COLECTIVA

Entro a un campo fuera de lo teórico, quiero explicar, lo que para mí es como la historia y la literatura empiezan a congeniar.

La memoria colectiva es aquel recuerdo y hasta materialización del pasado colectivo. Un recuerdo que un colectivo tendrá de sí mismo, que, con su carácter disgregador, hará retoques al pasar del tiempo. Estos retoques son los que conserva la población, y lo que no, simplemente pasará al olvido.

Entonces, ¿Cómo la literatura hace uso de esos retoques para su creación?, pues, como lo expliqué en el anterior punto, lo usa de base para poder crearlo y modificarlo. Quiero poner de ejemplo a una novelas en un tiempo histórico: Lituma en los andes

El primero de Mario Vargas Llosa, narra la estadía de Lituma y Tomás Carreño, en el pueblo de Naccos. Tres desaparecidos misteriosamente del pueblo, harán estallar las alarmas dentro de nuestros dos personajes, que en su trabajo de investigación y búsqueda recorrerán la amplia cultura andina, donde la diferencia de creencias hará desarrollar esta gran novela. Aquí, existe un gran miedo: Sendero Luminoso, es representado como un ente terrorífico que atormenta a Lituma y a ´Carreñito´ que solamente son calmados por las historias de Tomas con su piurana y algunos tragos con los locales. Donde se notará aquella disgregación cultural que tiene el peruano, uno más identificado por su tierra donde nació que por la nación que le obligan a identificar. Lituma es piurano, no entiende la cosmovisión andina, llama estupidez a las leyendas como el pishtaco que intenta dar razón a las desapariciones, siempre aferrándose a su temor: Sendero Luminoso.

Mario Vargas Llosa, quizás, no se adentró a profundidad como lo haría un historiador para poder reconstruir a sendero, pues este no puso de eje central a sendero. Lo usó como herramienta para proseguir su historia. Claramente no es considerado como una investigación histórica, pues tiene de lejos una narración verídica. Pero es como la memoria colectiva se expresa.

¿Cómo Vargas Llosa crea un personaje como Lituma y lo hace convivir en un pueblo alejado, en los andes? Cómo hace para darle vida, sustento, temor y motivaciones que le hagan, incluso, odiar a los “cholos”. Es como la memoria colectiva, empero, se representa. Usa su experiencia, y la experiencia de los demás para retractar algo obvio dentro del periodo donde el terrorismo atentaba: El olvido entre los peruanos.

Lituma personifica al poblador costeño ante el andino, nadie al leer la novela estiró una ceja y cuestionó el comportar de Lituma. Pues, este era obvio, hasta cliché. Del mismo modo, Tomás Carreño, un personaje que convive con Lituma, quien, si no fuera por él, la historia de Lituma quedaría simplemente en un costeño maldiciendo a Naccos. Tomas Carreño es cusqueño, pero incluso así siente desconfianza por los pobladores de Naccos. Y los mismos pobladores desconfían de estos dos, simplemente representa que estamos a años luz de ser una nación como la teoría manda.

Esta representación de personajes, hace obvia la forma en como la sociedad peruana retracta a la diversidad étnica que tiene nuestro país. Es la memoria colectiva trabajando mediante el escritor. Y es como el escritor inmortaliza a la memoria colectiva.

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