La poética de Hemingway reside principalmente en los silencios. El lenguaje es directo y, por ende, económico. Si algo resulta encantador en su prosa es lo que se dice y lo que se oculta al mismo tiempo. Uno de sus aprendices vendría a ser el estadounidense Kurt Vonnegut (1922-2006) y dentro de su literatura podemos hallar la misma pulcritud y economía que en Hemingway, pero con un añadido que lo consagraría como artista de la palabra: el dolor inexpresable.
¿En qué se diferencia lo oculto y lo inexpresable? Comunicativamente hablando, no en mucho porque ambas son información a la que no podemos acceder como lectores. Sin embargo, cuando se trata de lenguaje y técnica literaria, se manifiestan diferente y cada uno abordan una problemática distinta de la narrativa.

El lenguaje es conciso en ambos estilos, sí, pero Hemingway no está tan abierto a la ambigüedad como Vonnegut. El primero escribe de forma objetiva y no se hallan segundos sentidos en sus oraciones porque es exactamente lo que quiso decir. La parquedad de su texto inhibe el sentimentalismo y trata de no sugerirle al lector de qué forma debe leer tal o cual pasaje, o cuáles son las emociones que tiñen el ambiente. Más allá de antagonizar estilos o desmeritar alguno, quiero señalar que Vonnegut no teme parecer cursi o imprudente, sino que parece disfrutarlo. No negaré que contadas veces la información está de más, pero en otras oportunidades toma al lector por sorpresa y lo abraza con una cálida ternura. Como en esta oración de Matadero Cinco que culmina una anécdota familiar:
We saw waterfalls, too, streams jumping off cliffs into the valley of the Delaware. There were lot of things to stop and see -and then it was time to go, always time to go. (pág. 12)
[Vimos cascadas también, corrientes saltando de acantilados hacia el valle de Delaware. Habían muchas cosas para detenerse y mirar -y entonces ya era momento de irse, siempre era momento de irse] (traducción del redactor)
Los dobles sentidos de Vonnegut le permiten dar la puntada final a un crescendo de emociones, o darle una vuelta de tuerca a un párrafo que hasta entonces parecía información solamente útil para la construcción de la trama. Hemingway emplea la técnica de la información oculta o segunda historia (la teoría del iceberg) muy típica del cuento moderno. Permite al lector participar activamente en la construcción del relato al deducir el pedazo faltante para recrear la historia en su totalidad. Vonnegut, por otro lado, nos expresa sus ideas como puede. No nos oculta información deliberadamente casi nunca y mucho menos en Matadero Cinco. Todo lo contrario, intenta darnos la mayor cantidad de información posible para ver si el lector es capaz de darle sentido a todo lo que él ha visto y está tratando de explicar.
En Matadero Cinco, Vonnegut narra su experiencia como soldado durante la Segunda Guerra Mundial, su aprisionamiento por los alemanes y el bombardeo y destrucción de la ciudad de Dresde, donde estaba cautivo; todo desde los ojos de Billy Pilgrim, un muchacho con la capacidad de viajar a todos los momentos de su vida indefinidamente. Además de las experiencias militares, narra la insatisfactoria vida conyugal y familiar de Pilgrim, su abducción alienígena y hasta su muerte, todo de la forma más clara y explicada posible.
Uno de los pasajes que mejor ejemplifica lo inexpresable y cuya frustración subtextual no deja de parecerme de una belleza y humanidad admirables se halla en el primer capítulo que funciona a modo de prólogo y dice así:
One end of the wallpaper was the beginning of the story, and the other end was the end, and then there was all that middle part, which was the middle (pág. 5)
[Un lado del papel tapiz tenía el inicio de la historia, en el otro estaba el final, y también tenía la parte del medio, donde estaba todo lo demás] (traducción del redactor)
En este pasaje nos explica cómo creó la estructura de su novela. No es detallada, pero sí clara y sugerente incluso porque nos da a entender cuál es el problema del autor para escribir este libro: no le alcanzan las palabras. Si el lenguaje, vasto y complejo, no está en la capacidad de plasmar fidedignamente qué siente el autor al retornar a estos eventos traumáticos, ¿cuál es la diferencia entre usar todas las palabras del diccionario o unas cuantas simples y regresar continuamente a ellas? A veces menos es más y novelas cómo Matadero Cinco o autores como Kurt Vonnegut demuestran que trabajar con la menor cantidad de herramientas puede resultar muy beneficioso, pues permite sacarles el máximo partido.

Es evidente que lo inexpresable se halla directamente enfrentado al lenguaje porque reconoce sus limitaciones, pero Vonnegut no se queda solamente con las palabras, sino que también trabaja con la estructura y las subtramas de su texto. El pasaje anteriormente citado continúa de esta manera:
And the blue line met the red line and the yellow line, and the yellow line stopped because the character represented by the yellow line was dead. And so on. The destruction of Dreden was represented by a vertical band of orange crosshatching, and all the lines were still alive passed through it, came out the other side. (pág 5)
[Y la línea azul se encontró con la línea roja y la línea amarilla, y la línea amarilla se detuvo porque el personaje que representaba estaba muerto, y etcétera. La destrucción de Dresde estaba representada por una cinta naranja en vertical y todas las líneas que seguían vivas al atravesarla salieron por el otro lado] (traducción del redactor)
Podemos apreciar que el orden de los hechos no están narrados cronológicamente, sino que se entrecruzan y hasta se superponen de modo que la capacidad de viaje temporal de Pilgrim no solo sea una anécdota sobrenatural, sino que afecte directamente a cómo está escrita y el lector pueda sentir ese efecto en su experiencia de lectura. La escritura enrevesada y superpuesta es empleada por el autor para sugerir que todos los eventos son iguales. Como indica en su famoso discurso Shape of stories, la estructura narrativa que más se asemeja a la vida es aquella en la que no es posible distinguir la buena suerte de la mala y se acepta la historia con sus altos y bajos.
La falsa biografía de Billy Pilgrim, al igual que gran parte de la obra de Vonnegut, es una revisión de la historia de los Estados Unidos y los eventos e individuos que marcaron su sociedad, pero al mismo tiempo se enfoca en las personas personas corrientes que vivieron dichos eventos y cómo regresan a ellos para tratar de comprender un significado inexistente. No hay nada detrás de estos grandes y pequeños hechos más que ellos mismos, ningún propósito superior. Son lo que son y no expresan más que eso, aunque los personajes, así como las personas en la vida real, intenten interpretarlos de algún modo.
Finalmente, y no menos importante para la composición de Matadero Cinco, está la ciencia ficción. 1969 es uno de los años clave para este género, pues se publicaron tres novelas que hoy en día ya son clásicos: el mencionado Matadero Cinco, Ubik, de Philip K. Dick y La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin. En los premios más importantes de la CF (como el Nébula o el Hugo), Vonnegut perdería contra la novela de Le Guin y siempre tendría la posición del segundón al no pertenecer a la «alta literatura» ni tomarse la ciencia ficción lo suficientemente en serio como para ser una eminencia del género. Sin embargo, a pesar de ser opacado por sus talentosos colegas, Vonnegut nos dio una bella oda a la CF y uno de los pasajes más importantes que se hayan escrito dentro de este género tan amplio como diverso.
En este fragmento, Pilgrim y Eliot Rosewater, veterano de guerra y protagonista de Dios lo bendiga, señor Rosewater (1965), están recluidos en un sanatorio mental, recuperándose del estrés postraumático y leyendo novelas de ciencia ficción:
Rosewater said an interesting thing to Billy one time about a book that wasn’t sciencie fiction. He said that everything that was to know about life was in The brothers Karamazov, by Feodor Dostoievsky. «But that isn’t enough anymore», said Rosewater. (pág 101)
[Rosewater le dijo una cosa interesante a Billy una vez sobre un libro que no era de ciencia ficción. Dijo que todo lo que se podía saber sobre la vida estaba en Los hermanos Karamázov, de Fiódor Dostoievski. «Pero eso ya no es suficiente», dijo Rosewater] (traducción del redactor)
Nada en este mundo puede justificar, explicar o siquiera expresar el dolor que han atravesado. Si no se puede comprender mediante la razón, Vonnegut propone responder con la irracionalidad. Esa honda tristeza solo puede combatirse con los breves momentos donde somos genuinamente felices y su mejor consejo es resguardarnos allí. La realidad se cae a pedazos y el sentido común no puede mantenerla en pie, por eso necesitamos de la ficción y del arte, para ordenarla con recursos externos a lo visible. A pesar del dolor, Kurt Vonnegut nunca cayó en la ingenua mascarada del cinismo, sino que reforzó sus convicciones humanísticas y fragmentos como este muestran que su misión fue reivindicar los esfuerzos, así sean vanos, de transmitir esperanza y decir «so it goes».